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El abuelo que saltó por la ventana y se largó
Días de perros
Las etapas de la vida humana son cinco: niñez, adolescencia, juventud, madurez y vejez; pero esa última etapa tiene hoy día (por la mejora de la calidad de la vida y los adelantos médicos) unos límites muy imprecisos y personales, en función del temperamento de cada cual.
De niños queremos ser mayores, pero cuando alcanzamos la categoría social de "personas mayores", pensamos que hay cosas que nos faltan por hacer, o cosas que podíamos haber hecho de otra manera. De esto tratan estas dos novelas, una con mucho humor y la otra con humor y un protagonista con ganas de arreglarlo todo.
El abuelo que saltó por la ventana y se largó de Jonas Jonasson.
Jonasson ha urdido una historia extremadamente audaz e ingeniosa, capaz de sorprender constantemente al lector, pero el verdadero regalo es su personaje protagonista, Allan Karlsson, un hombre de un maravilloso sentido común, un abuelo sin prejuicios que no está dispuesto a renunciar al placer de vivir.
Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local.
Días de perros de Gilles Legardinier.
Fallecida su esposa y casada su única hija, cansado de vivir en un mundo en el que no encuentra su lugar, el millonario Andrew Blake decide dar un giro radical a su vida: deja su Londres natal y se marcha al campo en Francia… ¡A trabajar como mayordomo! Pero cuando llega a Beauvillier, nada sale como tenía previsto. Las relaciones entre los particulares habitantes de la mansión están llenas de malentendidos y situaciones absurdas, así que Andrew no tiene otra opción que intentar poner orden en esta caótica casa y hacerse amigo de Méphisto.
Este blog no es una plataforma de descarga de e-books, su objetivo al ofrecer unas veces al año un par de e-books a amigos y conocidos, es fomentar la lectura y la mayor parte de las veces la relectura, porque el libro no cambia, pero la persona que lo lee si.
El bibliotecario
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